domingo, 18 de noviembre de 2012

La Isla de los Muertos: un legado eterno

Arnold Böcklin  (autorretrato)

Con este sugerente y lúgubre nombre bautizó Arnold Böcklin a una serie de cuadros pintados entre 1880 y 1886. 

Böcklin fue sin duda un genio, un visionario que se convertiría en referente ineludible para todo tipo de artistas en busca de inspiración, desde que pintara la primera versión del cuadro hasta nuestros días.

Tal es su poder evocador que se convertiría en una especie de fetiche para algunos personajes ilustres.






Llegó a realizar cinco versiones del cuadro, pero mi favorita y la más conocida de todas es la siguiente:


La isla de los muertos, tercera versión "Berlín" (1883).  Arnold Böcklin.


El cuadro, al igual que el resto de la obra de Böcklin, se sitúa dentro del movimiento simbolista aunque posee un fuerte carácter posromántico. Lo primero que llama la atención es la isla, como un enorme peñasco amurallado que sobresale de las tranquilas aguas y en el que hay excavado lo que parece una especie de edificación funeraria, un templo de imponente sobriedad. 

A la entrada, acotado y protegido por los riscos, se impone un espeso y oscuro arbolado de cipreses, el árbol que a causa de su altura, longevidad y verdor persistente, desde la antigüedad se creía que conectaba el mundo de los vivos con el de los muertos. Además aunque no se aprecien a simple vista, encontramos pequeños manojos de lilas, una flor también vinculada a la muerte.


"La naturaleza es un templo donde sus columnas vivientes murmuran a veces palabras confusas."   Charles Baudelaire.

Observamos una barca conducida por una figura que identificamos con Caronte; el barquero encargado de guiar las almas de los difuntos al inframundo en la mitología clásica. Acercándose a la entrada de la isla, en la barca se distingue además una figura blanca que parece ser el alma del difunto frente a su propio ataúd. La isla, con su frialdad y su violenta belleza, es representada como símbolo de lugar de eterno reposo.

La firmeza de sus líneas puras le otorgan una solemnidad sepulcral al conjunto. Esta versión del cuadro es la tercera de una serie de cinco. Por desgracia una de ellas, la cuarta de 1884 fue destruida en Rotterdam durante la Segunda Guerra Mundial. Éstas son las demás versiones:


Versión "Nueva York" (1880)

Versión "Basilea" (1880)

Fotografía en blanco y negro de la cuarta versión destruida en 1884.

Quinta Versión "Leipzig" (1886)


Resulta interesante el hecho de que la figura blanca y el ataúd no estaban originalmente en la primera versión del cuadro. Esto fue a causa de la visita de una rica viuda a su estudio, que quedó impresionada por el cuadro pidiéndole a Böcklin que realizara otro en el que debía incluir tanto la figura como el ataúd, en recuerdo de su difunto marido. Al parecer a Böcklin le gustó la idea y pintó también esos elementos en la versión anterior. Hay que tener en cuenta la gran popularidad del espiritismo y el ocultismo entre la burguesía del siglo XIX.

A pesar de que en las últimas versiones la escena se desarrolla a la claridad del día, no pierde su carácter tétrico. Quizá Böcklin se dio cuenta de que la tenebrosa fuerza que poseía la isla no necesitaba ser enfatizada por el cielo nocturno. Se puede observar una evolución en las distintas versiones que pintó, que van desde la noche más cerrada a una progresiva luminosidad, aunque sin duda en la última versión parece que quiso volver un poco a la oscuridad inicial subrayando los claroscuros; añadiendo negrura al bosque de cipreses, el lado oeste de la isla, el borrascoso cielo e incluyendo rocas salientes del agua ausentes en las primeras versiones.

Los orígenes de inspiración de este cuadro, hay que buscarlos sin duda la obra del pintor alemán icono del romanticismo Caspar David Friedrich y en el "Cementerio de los Ingleses" en Florencia; lugar donde fueron pintadas las tres primeras versiones, situado cerca del estudio de Böcklin y donde además se encontraba enterrada una hija suya.

"Cementerio de los Ingleses" en Florencia.

Me ha parecido interesante también la estampa que encontré de 1866 (26 años antes que el primer cuadro de Böcklin) de la primera tumba de Rousseau como posible antecedente inspirador, ya que desconozco si el artista tuvo o no contacto con ella porque ninguna fuente lo menciona. Esta debió ser la primera tumba del pensador, ya que actualmente sus restos descansan en el Panteón de París.


Tumba de Jean-Jacques Rousseau en la isla del parque de Ermenonville (1866)


Como curiosidad, Böcklin realizó posteriormente un cuadro opuesto muy poco conocido titulado Die Lebensinsel (La isla de la vida), esta vez representando un islote cargado de vida, luz y color.


La isla de la vida.  (1888)  Arnold Böcklin



Influencia del cuadro de Böcklin en el arte

La isla de los muertos de Böcklin ha sido y sigue siendo una obra capital de la historia del arte. Ha conseguido inspirar a infinidad de artistas de todos los campos: pintores, poetas, compositores, directores de cine, arquitectos, escritores, coreógrafos... Y también ha fascinado a muchísimos personajes históricos como Hitler, que llegó a poseer uno de los originales, o Freud y Lenin que tenían en sus despachos una reproducción.

El genio surrealista Salvador Dalí llegó a estar fuertemente influenciando en una de sus etapas creativas por el cuadro de Böcklin. A mi parecer, es el artista que con mayor maestría ha abordado el estudio del cuadro.


El verdadero cuadro de "La isla de los muertos" de Arnold Böcklin a la hora del Ángelus.  (1932)
Salvador Dalí

En esta pintura Dalí deconstruye el original despojándolo de todo ornamento. En ella se exploran los límites de sus formas en las que predomina la linealidad y los bloques espaciales. Hay además una intencionada pérdida de los márgenes y una forzada perspectiva.

En sus siguientes pinturas, la isla pasa de ser un elemento de estudio a convertirse en pura inspiración. Recomiendo visitar la fundación Dalí para observarlos en directo.


Patio oeste de la Isla de los muertos (Obsesión reconstructiva a partir de Böcklin)  (1934)
Salvador Dalí

Patio central de la Isla de los muertos (Obsesión reconstructiva a partir de Böcklin)  (1934)
Salvador Dalí

Elementos enigmáticos en un paisaje.  (1934)  Salvador Dalí




El artista Ernst Fuchs realiza su versión sobrecargándola de elementos y dramatismo cromático.


El filósofo en la Isla de los muertos.  Ernst Fuchs


Antonio Nunziante ha realizado decenas de cuadros utilizando el motivo original de la isla como elemento compositivo, en una especie de metalenguaje pictórico. Su estilo es claramente metafísico, recordando en muchas ocasiones a Giorgio de Chirico. He seleccionado algunos de los que más me gustan.


Visión (1995)


Interior metafísico (2004)

Mañana de luz (2005)

Arcadia (2006)

Onírico (2008)

Misterio al crepúsculo  (2011)


Esta pintura de Victor Muller me gusta especialmente: su calidad técnica y cromática, la simplicidad de los elementos característicos de la obra original. 
El imponente templo funerario queda reducido aquí a una sencilla lápida en el centro de una plazoleta cuadrangular. El tronco blanco de un único árbol deshojado domina sobre la densa arboleda; se trata de una clara metáfora a la muerte.


Ideando una tumba. Oda a Böcklin.  (2007)  Victor Muller


Resulta intersante el peculiar estilo futurista y biomecánico de H.R. Giger con el que consigue transportar la isla al mundo de la ciencia ficción.


Homenaje a Böcklin.   H.R. Giger

Isla de los muertos (depués de Böcklin).   H.R. Giger


El artista argentino Daniel Santoro realizó una serie de cuadros en los que incluye la llegada de Eva Perón a la Isla de los muertos e incorpora elementos de la arquitectura peronista (el edificio de la CGT).


Escenario para película.  (2007)


El artista Michael Sowa y su peculiar sentido del humor, con el que consigue desdramatizar la obra de Böcklin.


La sexta versión de Böcklin.  (2002)  Michael Sowa



Menos evidente aunque innegable, resulta la influencia del motivo de la isla en estos cuadros de Max Ernst y Vladimir Kush.


El ojo del silencio. (1944)  Max Ernst

Caballo violeta en Chartres.  Vladimir Kush

6 comentarios:

  1. Estupenda entrada. La isla de los muertos es una pintura que siempre me ha fascinado. Desconocía las paráfrasis de Dalí y las de Nunziante, que me han gustado especialmente.

    Un saludo,

    Anónimo Castellano

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  2. sinceramente una de las mejores paginas que vi en mi vida..gracias por ilustrarnos de una manera tan amena a los que simplemente somos aficionados al arte....

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  3. Una entrada genial. He descubierto el blog buscando el cuadro y voy a seguirlo, gracias por tu dedicación.

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