La Era de la Información. Inscientia Necat

Recientemente charlando con un amigo sobre este blog, me hizo una crítica interesante. Me comentó que mi forma de escribir le resultaba un poco enrevesada; le costaba trabajo comprender algunos términos o simplemente no los comprendía. Ante mi respuesta se sorprendió un poco al principio. Le contesté que en el momento de crear el blog mi objetivo era precisamente ése: pretendía escribir usando múltiples referencias, citas y cultismos para despertar la curiosidad del lector en lugar de dar respuestas fáciles y caer en la banalidad.

El pensador.  Auguste Rodin.

Estamos viviendo inmersos en la llamada "era de la información" en la que consultamos nuestras dudas en wikipedia o en la primera página que nos aparezca en nuestro buscador. Lo hacemos desde teléfonos móviles y tablets en cualquier momento y lugar. Todo esto es una enorme ventaja, no soy de los que critican la libre circulación del conocimiento. Sin embargo como dice el manido refrán: no es oro todo lo que reluce. Hay que ser cauto a la hora de buscar respuestas y saber muy bien qué y dónde se busca. Y es que realmente se ha perdido el sentido del rigor en la información y el conocimiento. Por lo general leemos rápido y mal; ansiamos la inmediatez de la respuesta más asequible ignorando la veracidad de la fuente. Sabemos sin hablar y hablamos sin saber.

"La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas." Confucio.

Tenemos la sensación de que cualquier dispositivo con conexión a internet en nuestras manos es una especie de salvavidas contra nuestra ignorancia. Nos hace pensar que tenemos todas las respuestas al alcance de un simple "clic", pero lamentablemente no es así. El conocimiento es como un laberinto lleno de caminos que se bifurcan o que llevan a un callejón sin salida y está en nosotros mismos elegir el recorrido. El camino que escojamos nos puede convertir en ingenuos, en personas fácilmente manipulables por los medios. Solemos hablar de temas que desconocemos, opinamos sin darnos cuenta de lo irrelevantes que son a veces nuestras opiniones. Es más, las dotamos de una trascendencia inexistente y lo más grave es que exigimos a los demás que nos aplaudan por ello.

Todo esto deriva en una actitud de soberbia intelectual del vacío. Nos creemos con autoridad para dar juicios sobre temas de los que como mucho, sólo hemos escuchado o leído opiniones de otros. Confundimos nuestro criterio personal e infundado sobre un tema con una valoración relevante. Se suele decir que todas las opiniones son respetables, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. Pero eso no significa que esa opinión sea realmente trascendente. Y para más inri nos escudamos en esa premisa para creernos expertos en todo sin saber realmente de nada. Nos falta la humildad del sabio y nos sobra la soberbia del necio.

Vanitas.  Rubenimichi.

                                                                  

Por poner un ejemplo: conocer un par de cuadros de Picasso no nos otorga ninguna autoridad sobre el tema; te puede gustar o no, lo cual es completamente respetable. Puedes expresar tu rechazo o tu encanto por su obra, pero deberíamos analizar antes cuánto de objetiva es nuestra opinión y ser prudentes en nuestro juicio. Que algo nos guste mucho no lo convierte necesariamente en lo mejor al igual que si algo no nos gusta en absoluto, no implica que no tenga ningún valor. ¿Por qué nos empeñamos en que nuestras opiniones subjetivas se conviertan en leyes universales? Quizás sea consecuencia del engaño que nos provoca el acceso inmediato a tantísima información.

"Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras."   Tomás de Kempis.

Inscientia necat, en latín: la ignorancia mata. En definitiva si este blog consigue llenarte de más dudas que respuestas, he conseguido mi objetivo; hacerte participar del pensamiento socrático enseñando lo poco que sé, exponiendo mi propia ignorancia y tratando de llevarte por ese laberinto de expresiones, citas y referencias que forman el conocimiento y que dejo en tus mano el buscar o no.